Optar por alojarte en un balneario para visitar Cantabria, ya de por sí, es el plan perfecto para liberar tensiones, al permitirnos desconectar en entornos naturales que suponen un remanso de paz en nuestro agitado día a día, especialmente para quienes viven en una gran ciudad.

Pero es el agua mineromedicinal presente en ellos, lo que realmente marca la diferencia si además, quieres aprovechar tus vacaciones para invertir en tu salud y en la de los tuyos.

Termalismo, balneoterapia, cura termal, hidroterapia… son distintas formas de llamar al conjunto de técnicas destinadas a la utilización terapéutica de las aguas mineromedicinales que, no sustituyen a ningún tratamiento médico, pero son un complemento perfecto tanto en la prevención como en el abordaje de muchos problemas de salud.

Los beneficios de las aguas mineromedicinales están ampliamente reconocidos por la ciencia. De ahí la existencia de diversas políticas públicas y programas que promocionan la estancia en balnearios para los adultos mayores, con el fin de que puedan disfrutar a un mejor precio de las propiedades preventivas y curativas de las aguas termales.  De hecho, existe abundante evidencia científica de sus beneficios para usuarios de edad avanzada.

Las curas termales son un buen complemento a los tratamientos médicos convencionales, al tiempo que ayudan a la prevención de ciertas enfermedades, como las musculoesqueléticas, problemas respiratorios o de la piel. Tanto es así, que los hidrólogos destacan la importancia de que los médicos de familia conozcan las propiedades de los tipos de agua que tienen los centros termales, de manera que puedan prescribir a sus pacientes el que mejor se adapte a su patología.

Beneficios del Agua Termal

El simple hecho del baño con agua a alta temperatura tiene múltiples beneficios: estimula la oxigenación del organismo, mejora la circulación sanguínea, ayuda a eliminar gérmenes y toxinas del organismo. Además, estimula el metabolismo y el sistema digestivo, mejora la relajación y la producción de endorfinas.

Una mayor temperatura del agua ayuda a la absorción de los minerales por la piel, que activan el organismo, no solo a nivel baños, sino también de forma inhalada o bebida.

Normalmente, los beneficios más buscados de las aguas termales son los relacionados con una mejora de la piel o con la reducción del estrés y de diferentes tipos de dolor, por sus propiedades purificantes y desintoxicantes, así como por su acción antinflamatoria. Sin embargo, su utilidad se extiende a muchas más dolencias:

  • Reuma
  • Enfermedades endocrinas como la diabetes y la obesidad
  • Problemas gastrointestinales
  • Afecciones respiratorias como asma
  • Trastornos circulatorios
  • Problemas psicosomáticos, como el estrés y falta de sueño
  • Enfermedades cutáneas crónicas, como eczemas, rosácea o psoriasis
  • Enfermedades ginecológicas

Frente al reumatismo y dolores articulares, las aguas termales tienen un doble efecto: por un lado, el calor beneficia la relajación muscular disminuyendo, a su vez, la rigidez y mejorando la movilidad; por el otro, la mencionada acción antiinflamatoria, contribuye a la descongestión y a la disminución del dolor.

En los balnearios, las diferentes maneras de aplicación también juegan un papel muy importante en la efectividad de las mismas. Si bien hoy día la mayoría de personas prefieren los baños, antiguamente las aguas mineromedicinales se administraban oralmente con la idea de prevenir enfermedades. No fue hasta bien entrado el siglo XX, mediados de 1920, cuando las aguas de los balnearios empiezan a ser utilizadas también para tratamientos en bañeras y duchas.

Además, el agua termal es utilizada por laboratorios cosméticos para formular sus productos aportando así, los beneficios de esta agua ya que, por ejemplo, ayuda a mejorar el equilibrio de la piel. También resulta de especial relevancia en algunas dietas como la alcalina, en la que se busca el PH básico del agua.

Los efectos terapéuticos de las aguas mineromedicinales varían según la composición química y las características de cada tipo de agua y en España existe una amplia variedad, como ya os contamos en esta otra entrada.

En líneas generales, las propiedades de las aguas termales actúan a tres niveles:

  • Físico: la hidroterapia como tratamiento coadyuvante, activa el sistema inmunológico, eleva el metabolismo y previene la hipertensión. Además, con su aplicación en bañeras y chorros facilita relajación muscular, reduciendo o erradicando dolores de espalda, reumáticos y musculares, en función de la duración del tratamiento. También mejora los problemas digestivos, del aparato urinario y de próstata, trastornos ginecológicos, enfermedades nerviosas y alteraciones de las vías respiratorias.
  • Psicológico: ya de por sí, la estancia en un centro termal consigue que la persona se aísle del exterior, olvidando el estrés y centrándose en su propio cuerpo. Al relajar el cuerpo, la mente también se relaja y el malestar psíquico desaparece. El entorno natural en el que normalmente se ubican los balnearios, propicia esa relajación con actividades como senderismo, paseos en bicicleta o rutas de montaña.
  • Estético: En los balnearios se ofrecen diferentes tratamientos y programas de belleza y bienestar (exfoliación o peeling corporal, hidratación facial, masajes reductores y anticelulíticos) que darán a tu piel un aspecto más luminoso y rejuvenecido, gracias a la utilización de las aguas termales como ingrediente principal.

Bajo supervisión médica

Eso sí, como en cualquier centro en el que se preste un servicio sanitario, en los balnearios la figura del médico es indispensable tanto para la atención y control del paciente como para la prescripción de los tratamientos. Es importante la prescripción médica para adecuar tanto el tipo de tratamiento como la duración del mismo a las necesidades del paciente.

Son tratamientos seguros, siempre y cuando se indiquen de una manera correcta y supervisada por personal especializado. Sin una correcta supervisión, se puede producir lo que en argot del sector se conoce como “crisis termal” al no administrar bien las aguas, por un exceso de tratamiento en lo que respecta a los baños, o debido a la falta de control médico en la ingesta de agua como cura oral.

Sus consecuencias dependen del tipo de tratamiento y agua mineromedicinal, aunque en general basta con interrumpir la cura termal en cuestión tras el necesario control médico.

Así que ya sabes, en los balnearios de Cantabria podrás poner a punto tu salud y la de los tuyos, dejarte seducir por los chorros de agua a presión que ayudan a fomentar la elasticidad de todos los músculos del cuerpo; por duchas efecto peeling que prometen renovar la piel; o piscinas en las que la temperatura del agua pone a prueba a los más valientes. Un sinfín de opciones para mejorar tu salud te esperan mientras desconectas cuerpo y mente.

Si quieres conocer al detalle la amplia variedad de tratamientos que ofrecen los balnearios de Cantabria, consulta estos enlaces web: