partículas de agua

Las aguas mineromedicinales deben cumplir una serie de requisitos para adquirir esta denominación, y ser declaradas de Utilidad Pública por los organismos competentes en la materia. Para ello, deben estar dotadas de propiedades concretas que les confieren la capacidad de ejercer una acción terapéutica, y de mantener constantes sus propiedades.

Normalmente se clasifican según sus características físico-químicas, en concreto, por la cantidad de cationes y aniones (iones de carga positiva o negativa) que compongan la estructura molecular de cada agua. Para poder considerarlas mineromedicinales, deben contener como mínimo el 20% de un determinado anión, pudiendo compartir aniones y cationes de varios minerales y presentar oligoelementos responsables de otras acciones.

CLASIFICACIÓN QUÍMICA

Así, se agrupan según el tipo de anión o catión en mayor concentración que presente:

  • Aguas sulfatadas: el anión sulfato es predominante. Favorecen las contracciones musculares del tubo digestivo y protegen el hígado, por lo que se utilizan habitualmente para aliviar problemas de digestión y trastornos biliares.
  • Aguas cloruradas: el anión cloruro es el que más abunda, aunque también contiene una proporción similar de sodio. Se recomiendan para tratar procesos respiratorios y cutáneos y tienen propiedades antiinflamatorias y desinfectantes. Administradas por vía oral, también mejoran la secreción de jugos gástricos y la motilidad del intestino. 

 

  • Aguas cálcicas: ricas en calcio, normalmente asociadas a sulfuros. Se comportan como protectoras del aparato digestivo, sedantes y antiespasmódicas. También son diuréticas y reductoras de la tensión sistólica, por lo que se recomiendan en afecciones del tracto digestivo, de degeneración ósea, o en afecciones cardiovasculares, como el colesterol alto.
  • Aguas sulfuradas: contienen sulfuro, sulfuro de hidrógeno y materias orgánicas que facilitan la desintoxicación del organismo y tienen propiedades antialérgicas y antirreumáticas. Se emplean principalmente en procesos respiratorios crónicos, reumáticos, dermatológicos y otorrinolaringológicos.
  • Aguas bicarbonatadas: predomina el anión bicarbonato, que actúa como antiácido y alcalinizante. Se aconsejan especialmente en caso de gastritis, acidez de estómago, hernia de hiato o trastornos de la vesícula biliar, al aumentar el poder saponificante de la bilis y alcalinizar la orina y el pH del estómago.
  • Aguas radiactivas: su acción terapéutica se debe al radón y, a pesar de su nombre, no suponen riesgos en su uso termal, al presentar concentraciones entre mil y cinco mil veces inferiores a las que implican efectos nocivos. Por el contrario, han demostrado beneficios sobre el sistema neurovegetativo, el endocrino y el inmune, utilizándose en el tratamiento de enfermedades respiratorias crónicas, trastornos psicológicos o problemas reumatológicos.
  • Aguas oligominerales u oligometálicas: también conocidas como aguas de débil mineralización, pues esta no supera 1 gr/l, pero contienen componentes específicos activos de gran valor terapéutico. Estimulan la función renal, favorecen la secreción de residuos y alcalinizan el pH de la orina, reduciendo el riesgo de formación de cálculos. 
  • Aguas carbónicas o carbogaseosas: las que presentan una concentración mayor de 250 mg/L de carbónico libre, sea de forma natural (el agua brota así del manantial) o añadido. Su consumo estimula la secreción de jugos gástricos y facilita la digestión, aunque se desaconseja en personas con problemas de gases. También se recomiendan en afecciones del aparato circulatorio: hipertensiones, vasculopatías, etc.
  • Aguas ferruginosas: contienen hierro bivalente en más de 1 mg/l, además suelen ser bicarbonatadas o sulfatadas.  Tienen propiedades reconstituyentes y antianémicas, por su acción activadora de la producción de glóbulos rojos y de enzimas oxidantes, por lo que se recomiendan especialmente para anemias por falta de hierro, trastornos del desarrollo, convalecencias e hipertiroidismo; también son muy recomendables en regímenes adelgazantes y para fortalecer uñas y cabello

En Cantabria no contamos con manantiales de estos últimos dos tipos, pero en la web de la Asociación Nacional de Balnearios, tenéis un completo buscador de balnearios españoles según el tipo de agua, técnicas y tratamientos, en el que podéis consultar los centros termales que si las tienen. 

Dentro de la amplia gama de centros de hidroterapia, el auténtico balneario debe ofrecer tratamientos medicinales con algunas de estas aguas y contar con la correspondiente Declaración de Utilidad Pública